¿Y YO QUÉ HAGO?

En los últimos años las clases se han vuelto más participativas y centradas en los alumnos/as; cada vez es más común entrar a aulas donde se realizan asambleas, equipos de trabajo,grupos interactivos,  trabajos colaborativos, ambientes de aprendizaje... 

Sin embargo, sigue habitual en muchos centros y niveles educativos que sea el maestro/a quien lleve la voz cantante en el aula y que el alumno/a adopte un rol más pasivo en el proceso de aprendizaje.

Sea cual sea la metodología que empleemos en nuestra aula, dentro de la clase siempre 

hay momentos en el que los docentes hablamos y los alumnos/a deben atender a nuestra expresión oral. Es en estas situaciones en las que nuestro alumnado con discapacidad educativa puede perder parte de la información que estamos dando al grupo.

¿Qué podemos hacer para intentar paliar estas carencias de acceso a la información? 

Os proponemos una serie de estrategias que podemos intentar interiorizar y poner en práctica en nuestra clase a la hora de hablar y dirigirnos a nuestros alumnos/as:

• Intentar no taparnos la boca o ponernos objetos delante.
• No girarnos hacia la pizarra mientras hablamos.
• No pasear por la clase mientras hablamos, por ejemplo repartiendo materiales.
• Si hay dos docentes en el aula intentar no hablar los dos a la vez.
• Estar siempre de frente al alumno/a sordo.
• Si vamos a enseñar una imagen o anotación en la pizarra debemos tener en cuenta la atención dividida, el niño/a no puede mirarnos a nosotros para apoyarse en la lectura labial y a la vez mirar a otro sitio.
• Procurar articular correctamente.
• Utilizar un ritmo de habla pausado, no lento.
• Si nuestro alumno/a se apoya en la lectura labial tener en cuenta el tiempo de fatiga y la distancia a la que nos encontramos.